Mutismo Selectivo
/Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
Tal vez porque he mencionado en la radio que de niña padecí de mutismo selectivo, a menudo recibo llamadas, mensajes, y visitas en mi consulta de padres y maestros, preguntando preocupados qué hacer para entender y ayudar a los niños quienes, siendo capaces de hablar en casa, no se atreven a hablar en lugares públicos, inclusive la escuela.
El mutismo selectivo se considera un trastorno sicológico/siquiátrico usualmente evidente en la niñez, el cual puede producir no sólo angustia en los niños que lo manifiestan, sino que puede interrumpir su desarrollo social y su progreso escolar. Por esto amerita entender el fenómeno, para prevenirlo o abordarlo y resolverlo, mientras antes, mejor.
¿Qué lo Antecede?
En gran parte de los casos de mutismo selectivos se encuentran presentes uno o más de los siguientes factores:
- Disturbios del habla, tales como errores de articulación y pronunciación.
- Problemas del lenguaje, comunes en niños que están aprendiendo más de un idioma.
- Percepción de no tener poder personal; el silencio se interpreta como una manera de ejercer control sobre otras personas en su entorno inmediato.
- Historial de haber presenciado o experimentado sucesos traumáticos que producen un retroceso en el desarrollo infantil (por ejemplo, presenciar violencia familiar o ser víctima de abuso físico, emocional o sexual).
- Cambios y transiciones estresantes, como lo es el comienzo de la escuela en niños que no están preparados emocional o socialmente.
¿Qué no Ayuda?
A veces con las mejores intenciones los adultos se equivocan al tratar de hacer hablar a los niños al:
- Ignorar el silencio del niño, pretender que es normal que el niño no hable fuera de casa.
- Comparar al niño con otros niños que no manifiestan mutismo selectivo.
- Amenazar o maltratar al niño por no hablar.
- Ridiculizar al niño o burlarse de su silencio.
- Chantajear al niño para que hablen.
¿Qué Ayuda?
Para que los niños que se sienten más seguros en silencio comuniquen sus necesidades, deseos y experiencias con palabras, ayudan los siguientes acercamientos:
- Unirse al niño en las maneras que éste use para expresarse, y así desarrollar o reforzar la conexión cómoda y estrecha con él.
- Animar al niño de formas gentiles y juguetonas a que hable mientras se le expone gradualmente a situaciones en las que por lo general no habla.
- Enseñar al niño el lenguaje de señas, y pedirle que se comunique con éste cuando no hable.
- Fomentar la sensación de seguridad en los entornos en los que se desenvuelve el niño, no tolerando la burla, la intimidación, o el maltrato.
- Demostrar confianza y esperanza al niño en su habilidad de usar su voz para comunicarse, aún cuando se le haga incómodo inicialmente.
Para los niños cuyo mutismo selectivo tiene orígenes específicos, modalidades e intervenciones terapéuticas particulares son pertinentes, incluyendo aquellas que tratan los trastornos de habla y de lenguaje, y los trastornos de ansiedad, inclusive el trastorno de ansiedad debido a sucesos traumáticos.
Si bien el mutismo selectivo puede ser angustiante para el niño y para sus padres y educadores, cuando se interviene temprano y consistentemente se logra la recuperación total.
Cuando yo era niña, otros niños se reían de mí en el autobús escolar y en la escuela, llamándome "Conversación" porque no me oían hablar. ¡Si supieran ahora que dedico la mayor parte de mi tiempo hablando en sicoterapia, enseñando, en tarimas y ante micrófonos, usando mi voz para conversar!