Niñez Sana y Sonriente
/Marisol Muñoz-Kiehne, PhD
¿Qué necesitan nuestros bebés y niños para crecer listos y felices? El instrumento principal para su aprendizaje y bienestar no se compra ni se vende, y está al alcance de todos. Compartir las actividades cotidianas con sus seres queridos activa y afectuosamente es la manera más efectiva de fomentar su desarrollo mental y emocional.
Recordatorios
Conozcámosles- Cada niño nace con cierto temperamento, una tendencia a ser más o menos cauteloso, enérgico, sociable, y adaptable. Animémosles sin apresurarles ni compararlos.
Enseñémosles- Los primeros años de vida son un período fundamental en el desarrollo del cerebro; en estos años formativos los niños aprenden, y aprenden a aprender. Los niños son esponjitas, absorben todo (bueno o malo) lo que tienen a su alrededor. El hogar es la primera escuela.
Compartamos- El diario vivir (comida, baño, quehaceres, mandados) provee oportunidades para estimular el desarrollo de los niños al alentar su curiosidad, autocontrol, y capacidad para comunicarse y relacionarse socialmente. Los padres son los primeros maestros.
Sirvamos de ejemplo- Desde que son bebés, los niños sienten y expresan sus emociones, y los adultos podemos ayudarles demostrándoles cómo nombrarlas y manejarlas sanamente.
Contemos cuentos y cantemos canciones- Los cuentos y el escuchar, tocar, cantar y bailar música alienta las habilidades infantiles y ayuda a establecer y fortalecer los lazos afectivos.
Cuando del desarrollo mental y emocional de los pequeños se trata, recordemos, para estimular su crecimiento y prevenir su sufrimiento, ya que sienten confusión, desesperación, frustración, y desilusión, como adultos es nuestra función y obligación aplicar la razón y la emoción, la comunicación y la expresión, la intención y la acción. A los niños de nuestro corazón ofrezcámosles atención, observación, protección, alimentación, comprensión, consolación, estimulación, felicitación, conversación, canción, y diversión.